jueves, 10 de marzo de 2011

Noches que lloran olvidadas

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Pareciese que la noche se despierta
Con la lágrima hundida,
Cuando nos legran los aullidos más oscuros.

Cual pozo podrido se derrumban las palabras,
Y entre arañas maldecidas, el silencio retumba
Reclamándonos en el fulgor más ciego.

Como en el bosque lóbrego y sucio
Salpican y se tornan en licores caídos nuestros deseos;
Cuando las manos que nos acarician se pierden
Y nos rozan, tal grito en pócima escupida.

Chacales y hienas rampantes nos atiborran de ecos
Cuando golpeamos las paredes
En donde hemos tirado la esperanza…

Noches que despiertan desoladas,
Mientras el cañamazo desquebraja nuestro espíritu.
Cuando nos observan ojos sibilinos y desdeñados que prefieren no ver.

Y como el tósigo más infame
Nos ahogamos y quemamos con el planto que se escurre,
Cuando sus miradas inertes nos abandonan.
Y nuestros gritos se empañan de dolor.

Cae la lluvia
Y la ponzoña nos inunda al vernos siempre; solos,
El mismo rincón sombrío en donde vertimos nuestros llantos

Tal lirios embadurnados de tinieblas
Nuestras huellas horadan el recuerdo.
Como nefasto crisantemo vamos liando el silencio.

Noches en que despertamos…
Y el sábulo infecto nos cubre y arrulla,
…Cuando el único testigo es nuestra pena infinita...

lunes, 7 de marzo de 2011

Crepúsculo de un “Como quisiera”

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Cómo quisiera hoy:
Ser el arrullo entre tus brazos
Navegador de tus lagos subterráneos,
El sonido que destroza tu callar.

Orfebre de tu espalda solitaria
Pastor de los llanos olvidados,
El fabricador de tu temblor,
El que abraza tu sombra en la fragancia nocturna…

Pero el sonar del tiempo me avasalla
Y tus gráciles hombros se esconden tras nebulosas;
Mi letanía se ahoga en magras oscuridades
Porque las fieras han decidido salir a jugar.

Y es como si el valle que te atraviesa
Se inundara con la seda enconada,
Tal si la cascada que baja a sorbetones
Se congelara como el lamento mañanero.

Ya que el eterno cantar no quiere callar,
Se incinera la tarde quizás;
Y las bestias siguen comiendo mi calle…
Encontraremos los vestigios de la carroña relegada.

Tus ropajes que se inmolan… ¡Ah cómo quisiera!

domingo, 6 de marzo de 2011

Danza sobre las horas

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Nunca pude entender cómo danzaba:
Bajo esa luna fría hiperbórea,
Tras el castillo de las bestias umbrías y aulladoras.

Parecía olvidar y guardar en la dársena más lejana
El sátiro eterno que nos cruza,
Tal helminto que legraba la seda del azur.

El zorzal más alto del alba
Pareciese quisiera charlar con ella
Y cortarle una luz densa del jardín.

Y como el oleaje que cae en el monte más límpido
Persistían sus pasos,
Rompiendo los relojes. Helando los segundos…

Como su rostro traslúcido del crepúsculo,
El musitar corpóreo colgado en una sonrisa
Mientras su voz jugaba con las enredaderas de plata

Siempre fulgurante tras la inmensidad.
No importaba el boato de las letras desparramadas
Ni el sabor de la selva opípara, siempre dispuesta.

Y sus huellas desquebrajan el día…
Buscando la voz que irrumpiría,
La ventisca del sentir prístino.

Nunca pude entender:
Sus ojos viendo tranquilos,
Su piel teñida de brisa marina,
Cuando cada mañana la veía sentada… Siempre:

Esperando…

viernes, 4 de marzo de 2011

Azucena

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Son los cuervos con plumas de oro desgarrada
Los que cubren mi sombra;
Cuando soy el peregrino nefasto
Que arrastra los ojos y las manos.

Y los lirios carmesí se devoran entre ellos,
Cuando parece ser la alfombra infinita
De los patibularios que anteceden el silencio…

Si se pone atención
Escucharán el tambor hierático y fúnebre,
Que pareciera marcara el final del atisbo
Señalado por las carrozas de los cráneos ensalzados

Como vil muerte furtiva,
Se verán espaldas adormecidas
Ángeles lúbricos y salaces vistiendo la suntuosidad;
Mientras las arañas enredan sus estertores
Para asfixiar al bardo solitario.

Pero la tierra no se abre con el llanto del demonio,
Y destella en las mortajas más hediondas
El beso profundo que roba y tritura el alma,
La caricia terciopelo de serafines en barcas pequeñas;
Caerá a pedazos el cielo…

Musitan las camelias más tristes
Que descienden en las escaleras que se esconden,
Haber visto en la última mañana de seda lacerada
La azucena más venusta, tras la lágrima negra más helada… Florecer,
Cantar… Amar.